Después la Segunda Guerra Mundial, un joven
piloto decidió hacer una peligrosa y larga
travesía,
utilizando un pequeño avión monomotor.
El reto era grande y requería de mucha energía
y concentración.
Avanzado en su viaje, sus instrumentos
comenzaron
a comportarse en forma extraña y, al
investigar, se
dio cuenta que llevaba una rata en el avión,
que estaba
royendo los cables.
Esto causaba que los instrumentos dieran
lecturas
incorrectas, lo cual probablemente tendría como
consecuencia que el piloto tomara decisiones
equivocadas,
que, en su posición, serían fatales.
En ese instante recordó algo que le había
enseñado
su instructor:
- Cuando encuentres ratas en tu vuelo, en vez
de gastar
tu energía y ponerte en peligro peleando con
ellas,
¡elévate! Elévate lo que más que puedas, las
ratas no
resisten la altura.
Amigo (a), hermano (a), algunas veces tenemos
pensamientos y
emociones que son como esas ratas.
Las ratas en la muchas ocasiones sólo son los
fantasmas
creados por nuestros miedos.
Sólo toma distancia del suelo.
Tu pasión es la gasolina de tus sueños, úsala
para mirar
hacia lo que quieres y no te distraigas mirando
hacia lo
que no quieres.
Recuerda que puedes dirigir tus controles hacia
un
universo entero de posibilidades.
En vez de estar ocupado y preocupado con una
rata,
siéntete orgulloso de no dejarte sacar de tu
rumbo.
Piensa que cuando llegues, no querrás recordar
que te
gastaste la mitad de tu viaje demostrándole a
las ratas
quién era el piloto.
Recordarás, una vez más, como supiste dejar
atrás
los obstáculos.
Vuela alto, tan alto como tus sueños, y cuando
sientas
los vientos y los peligros, no mires para
abajo, siempre
mira hacia arriba, porque ese es el sitio al
que perteneces.
Carlos D.
Feliz semana.
P.D.: Sólo por hoy elige pensamientos y
emociones positivas.
Notarás la diferencia.
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