domingo, 1 de abril de 2018

BENDITA RESURRECCIÓN

Y se levantó de entre los muertos en resurrección y demostró con ello que la muerte si tiene solución. La tumba quedó vacía como la nada, quedó derrotada porque no pudo contener por más tiempo al hijo de la resurrección, al hijo del amor puro, del amor inmortal, de la verdad total.

La vida le estará por siempre agradecida porque derrotó la muerte, la subordinó a sus pies para que en un futuro cercano la pulverizara para siempre. Bendita resurrección que nos levantó el hijo del amor de Dios, no dió la esperanza de acercarnos a Dios a través de él. Cuan feliz debió ser para Dios volverlo a tener en vida, y esperar su llegada a su trono para estrecharlo en sus fuertes brazos.

El maligno quedó en silencio sepulcral, anonadado viendo cómo la bendita resurrección incursionaba a las entrañas de la mismísima muerte hasta llegar donde Jesús dormía para acariciar su lozana mejilla y verle abrir sus brillantes y hermosos ojos, luego extenderle su poderoso brazo y levantarlo a la vida.

No hay duda de que en los cielos se entonaron las más hermosas melodías del universo y juntos todos cantaron al salvador de la humanidad que ha sido levantado por la bendita resurrección; palabras que como himno retumbaron en el corazón, ´que Jesús fue fiel hasta el final, siendo el orgullo del padre; solo él lo logró a voluntad, gustandose la muerte y glorificado en resurrección para la alabanza de su alegre Padre´.

Cuán alegre se sintió el Padre de tiernas misericordias, ver de nuevo a su hijo -producto del verdadero amor-, de nuevo en vida. Sí! verlo feliz, listo para encontrarse con su madre, abrazarla y hacerla portadora de las buenas nuevas a sus apóstoles de que él ha vuelto a la vida y que desea verlos.

Bendita resurrección que al levantar a Jesús a la vida me da las fuerzas más para amarlo por lo que hizo por mí sin conocerme y me dió su amor sin que yo lo merezca o sea digno de que me tenga en cuenta y no obstante me trata como a una fruta fresca, como a su hijo que ha adoptado con la fuerza del amor.

Bendita resurrección que al levantar a Jesús quedó demostrado de que todo lo que él habló es verdad, y de que cumplirá sin falta sus profecías. La humanidad aún tiene que demostrar gratitud a tan benevolente acto de su amor en sacrificio, por ti y por mi.

Jesús es la personificación de la resurrección y de la vida, de la vida que realmente vale toda la dicha vivir. Él a prometido que si tenemos fe aunque seamos presa de la muerte en él llegaremos a vivir.

Autor

Millón Durango

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